lunes, 24 de marzo de 2008

Linux para hombres o niñitas???

Me he encontrado varias veces a usuarios de linux diciendo que "su" sistema operativo es para hombres, no como otros sistemas (xp) que son para niñitas ya que usan-basan solo en botones. A mí en lo personal Linux me genera sentimientos encontrados, he tratado de instalar al menos unas 10 veces distintas distros de linux, pero al final termino desinstalando y volviendo a mi superactualizadowindowsxp. Por ahora intsalé Ubuntu, y aunque no lo crean me ha ido bastante bien -- desde mi ultima prueba con ubuntu 5 (ahora van en la 7) ha evoluxponado mucho -- pude instalarlo sin problemas, me reconoció todos mis hardwares y he podido ir cargando de a poco mis aplicaciones mas utilizadas ( incluso un emulador de window xp llamado "wine") o sea que con todo esto me puedo calificar como Hombre...ejem ejem....pero vamos viendo no pude configurar un escritorio remoto,crear una VPN fué un martirio... mm..m...mmmm... para que ya no soy tan hombre......mmmm...y sí, no lo niego me gusta más XP que Linux....esteeee eehhhhh.....parece que soy mas bien niñita...mmm.......a ya (lease con una voz mas sensible)!!!! y para colmo me manejo en XP mas que un usuario normal, o sea estoy cagado........... soy mujer de frentón.......me fuí a la xuxa.......esto no me esta empezando a gustar mucho.....siguiendo con el analisís, que a estas alturas ya me está generando un problema de personalidad, debo agregar/confesar que tengo doble arranque (eso ya no sonó bien) o sea tengo instalado Ubuntu y XP...ahora si que me di cuenta.......soy gay...conchet#%#$%.......a ver pero ahí hay otro problema que analizar, no tengo una casa en la playa, no viajo a Europa todos los años ni tampoco tengo un ferrari, o sea que tampoco soy gay soy maricón no mas............no nada mas dejo el analisis hasta aquí, ya estoy lo suficiente confundido así que mejor me voy nos vemos amiguisssssss..

martes, 11 de marzo de 2008

Nuestro cuerpo y su independencia

¿Alguna vez han pensado para qué sirve ponerse colorado? Claro, porque un camaleón cuando está en peligro cambia de color para esconderse, y sin embargo, nosotros cuando queremos pasar desapercibidos, va nuestro cuerpo y nos pone la cara como un tomate. Muy bien. Solo nos falta una alarma. Y como que alguien te diga: “¡ te estás poniendo colorado!”, entonces se te pone la cara que parece la baliza de un carrobomba.
Es que el cuerpo toma sus propias decisiones, por su cuenta, sin preguntarnos nada. Los científicos lo llaman el sistema "parasimpático". ¿Parasimpático? más bien parece el sistema para-cagarte! Bueno, el sistema parasimpático es el culpable de que la noche antes de una entrevista de trabajo, te salga una espinilla en la nariz. Y allá que te vas, con tu espinilla embetunada en pasta de diente. Y encima cuando le vas a dar la mano al que va a hacer la entrevista
tu cuerpo dice: “zummm, a sudar!”, y en vez de la mano, lo que le das es una lengua de perro: “pzzfffff pzzzzfffff”. Tú estás cagado, pero tu cuerpo se lo está pasando de maravillas: “Jajaja, la verdad es que me está quedando bastante parasimpático esto. Pero ahora voy a ponerle un tic en un ojo”. Oye, y de repente ahi estas tú goteando de las manos y cerrandole un ojo (he de esperar que a estas alturas no piense que tenemos alguna desviación sexual). No, pero tu cuerpo no ha terminado contigo todavía, porque cuando acaba la entrevista de trabajo, justo en el momento en que te vas a levantar, te das cuenta de que se te ha dormido una pierna. ¡Excelente! Entre la mano, el ojo y la pierna pareces SuperTaldo.
Otra cosa que se le ha ocurrido al cuerpo para molestarnos es fabricar peos! ¿Que son? ¿energía? ¿música? ¿propulsión? No, es un chiste, si…resulta que el cuerpo es tan chistoso que crea un gas que huele horrible y que sale por el poto! ¿No había otro sitio? ¡Por el poto! Ah! y no contento con eso dice: “ay, la verdad es que me está quedando cómico, pero vamos a incorporarle un sonido de trompeta”. Muchas gracias, de verdad, que gran invento. Tiene sonido, tiene olor…¡chucha! ¡solo le falta luz! ¿se lo imaginan? Por la noche pareceríamos luciérnagas!
Y es que el cuerpo no respeta ninguna situación. Ninguna, ninguna. Tú por fin le logras hablar a la chica que te gusta y ¿que hace tu cuerpo para fomentar el romanticismo? Que te suenen las tripas: glu glu glog glog glu. Que bien! ahora resulta que soy ventrílocuo y no sabía. No, y no se queda ahí el cuerpo, no. Cuando estás en pleno kamasutra, tu cuerpo dice: “Noooo que lo pase bien éste no. A ver que hago yo para cagarle la onda”. Y cuando estás en lo mejor del acto, de repente te da un calambre en la pierna o los dedos del pie, y te empiezas a retorcer en la cama acordandote de toda tu familia (madre incluida)
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Cuando ya por fin te acuestas, te duermes, y tu cuerpo dice: “Ahhh que ahora si esta fácil, ¡a roncar! ”. Y allí estas tú, con la chica que te gusta, roncando y roncando,y como para hacer mas ameno el concierto zaaasssss un peo. En fin, a lo mejor los que pasa es que estamos equivocados nosotros, claro, porque si se fijan todo lo que hace el cuerpo por su cuenta, o está mal visto o es una ordinariez. A lo mejor había que hacer un mundo, donde el sudor, los eructos o los peos fuesen algo elegante. Logico , como van a estar todos los cuerpos del mundo equivocados!

miércoles, 5 de marzo de 2008

El ente humano es estúpido

Así es amigos, el hombre y por qué no también la mujer, son estúpidos por naturaleza. Y lo demuestran los datos, por ejemplo, según la última estadística publicada de moral, aprensiones y otros problemas socioculturales de la revista “Times”, el miedo número uno de la humanidad, es el de hablar en público. ¡Me parece increíble que la muerte ocupe el segundo lugar! Y digo increíble, porque esto me lleva a la siguiente reflexión: En un entierro, el hombre promedio prefiere estar dentro del ataud, que citando unas palabras a los parientes… que si los deseos se cumpliesen con tan solo pensarlos, más que a un entierro, asistiríamos a un suicidio colectivo.
Para mí más aterrador es tirarse en paracaídas, desde un avión que está a 2000 metros de altura y a una velocidad de más de 300 Kilómetros por hora. En serio es aterrador, y cuando estás cayendo, te surje la vil pregunta: ¿cuál es la función del casco…? Porque a ver, uno se lo pone como medio de protección ¿no? O sea que si tu paracaidas no se abre en una caida a 2000 metros de altura y a una velocidad de 9,8 m/s² tú te dices: "naaa, si no me va a pasar nada porque llevo mi casco puesto". Si es que hay muchas maneras de demostrar que a lo largo de la historia el hombre ha sido “poco listo”, pero lo del casco es la mejor. Me lo imagino. El hombre, como ser racional que es, resolviendo el problema… ¿Qué solución podríamos dar a todas esas actividades en las que el cráneo sufre de múltiples dolencias, fisuras y desgarros…?. Y el hombre mostró su racionalidad. En lugar de evitar esas situaciones, tiene que inventar unos sombreritos de plástico y colorines, para seguir rompiéndonos la cabeza. Pero no satisfechos con el invento, tenemos que aplicar una ley que obligue a usar el casco. O sea: ¡es obligatorio proteger un cerebro que funciona tan mal que ni siquiera intenta evitar que el cráneo en el que reside se rompa!
Pero amigos, esto no acaba aquí. No creas que el hombre es imbécil, solo en su aspecto colectivo no, el hombre va más allá, también es imbécil en su aspecto más individual. Todos nos creemos más inteligentes que los delincuentes. Ya sabes, cada vez que estamos en la playa y pensamos: “me voy a meter en el mar, entonces escondo la billetera en las zapatillas para que no me la roben…” ...como si fueramos los únicos en pensar eso, tarea fácil, se llevan las zapatillas y la billetera. Ahora, en cuestión de orgullo, dentro de la humanidad hay una categoría especial. Adulto, comprendido entre 25 y 40 años con trauma psico-infantil por hincharse a ver de pequeño películas de Superman. ¿Acaso nunca han visto a un tipo llevando un colchón en el techo del auto? Va por la autopista a 120 kilómetros por hora con esa cosa monstruosa en el techo y tiene la mano fuera de la ventanilla, sosteniendo el colchón. No importa lo que lleven ahí arriba, siempre “está ayudando” con el brazo. Esa es una muestra clara del pensamiento “superhéroe masculino”: el infradotado está convencido de que, si el viento intenta llevarse ese inmenso objeto rectangular a 120 kilómetros por hora, él puede estar tranquilo porque “lo tiene afirmado”.

martes, 4 de marzo de 2008

Las Mujeres, el baño y nosotros

¿Han observado la cantidad de tonterías que se han inventado últimamente con el cuento de la higiene? Ahora ya no basta con lavarse con agüita y jabón. Ahora hay que ponerse desodorante, body milk, sales de baño, ¡limpiarse las orejas con cotonitos! Hasta ponerse una tirita en la nariz para arrancarse los puntos negros… digo yo: ¿eso no es racismo? ...Y es que no hay límites. El otro día fuí a comprarme un cepillo de dientes y me dicen:
- ¿Cómo lo quiere, eléctrico, con las cerdas redondeadas, con el mango flexible?
¡COiga si yo sólo quiero un cepillo! ¿Y el hilo dental? Otra tontería. Desde siempre es sabido que cuando tenías algo entre los dientes te lo limpiabas con el carnet de identidad…. o con la tapa del lapz Bic. Y no atermina ahí la cosa, ahora, después de lavarte los dientes ya no basta enjuagarte con agua, ahora te tienes que enjuagar con ese líquido verde. Porque con tanta cosa es muy fácil equivocarse. Piensen en los desodorantes: hay desodorantes para la boca, desodorante para las axilas, desodorantes para los pies y hasta desodorante de bolita.

Y es que la higiene es como la droga, te metes, te metes y cada vez necesitas más. Ya no basta con quitarse la mierda que se ve, ahora hay que meterse dentro de la piel y atacar a las bacterias. Antes le preguntabas a una señora qué era una bacteria y ella creía que “la bacteria” era el sobrenombre de una vecina. Ahora cualquier madre sabe que tiene que limpiar a su niño por dentro hasta dejarle los intestinos tan limpios de bacterias como el inodoro. Porque resulta que tenemos hasta flora en los intestinos. Que hasta ahí hemos llegado. ¿Flora, yo? ¡Con lo que yo como! Yo, si acaso, tendré fauna.
Lo que digo es que ya no basta con estar limpios, hay que estar higiénicamente limpios. ¿Y quien tiene la culpa de esto? ¡Pues las mujeres! ¡La higiene ha sido siempre una cosa femenina! ¿Que no? La prueba es que existe el “baño María”. Pero ¿alguien ha oído hablar del “baño Mario”? Porque la mujer domina el cuarto de baño, allí está en su territorio: no hay más que ver cómo se hace el turbante ese con la toalla cuando sale de la ducha. Me pregunto dónde aprenderán a hacerse ese gorro tan perfecto. Yo lo he intentado y parezco al Ayatola Jomeini. Y luego se envuelven el cuerpo en otra toalla. Que esa es otra…. ¿Cómo mierda se sujetan la toalla para que no se les baje ni un milímetro?
No nos engañemos, nosotros nos encontramos incómodos en el cuarto de baño. Porque el hombre si se moja, se encoge. Se encoge todo. Las mujeres están tan a gusto en el cuarto de baño que cuando terminan de ducharse, en realidad sólo acaban de empezar. Me explico.
El otro día me estuve fijando y mi mujer tiene un montón de potes. Y se los pone todos: la mascarilla del pelo, el acondicionador, la crema reafirmante, la anticelulítica, la hidratante, la leche corporal, el milo…..Todo lo que pilla. Y cuando crees que ya ha terminado, vas al baño y le dices:

-Pero , ¿todavía ahí?
Y te suelta:
-Si, ahora me estoy quitando la piel muerta.¡La piel muerta! ¡Las mujeres tienen pieles muertas! Y ésa no es la piel más rara de las mujeres, también tienen piel de naranja. Por eso las mujeres se lavan a la piedra, como los vaqueros. A la piedra pómez. Que alguno pensará: ¿Quién será el tal Pómez?. Pues muy fácil, ¡el único hombre que se pasa a todas las mujeres por la piedra! ¿Que no?
Las mujeres se lavan tan a fondo que hasta se compran unas bolsas enormes de algodones de colores en bolitas. ¿Para qué? ¡Para hacerse la prueba del algodón! Y luego hay que depilarse… Esto a mí ya me da miedo.
Entre unas cosas y otras resulta más barato invitarlas a cenar que se laven. Eso sí, cuando salen están perfectas, felices, guapísimas y te dicen:

- ¡Esta listo el baño! Y aquí empieza el ritual higiénico masculino: de entrada nos miramos en el espejo y hacemos posturitas, escondemos la barriga, nos miramos la pilila…. ¿Es higiénico? No, pero nos gusta. Y siempre se les queda algo en el baño, ahí estas tú mirando toda tu humanidad, entra y te dice:
- Perdoname, se me quedó la crema.
Entonces nos metemos en la ducha y mientras nos estamos enjabonando… meamos ¿Es higiénico? No, pero nos gusta. Además esto tiene su explicación, los hombres meamos para marcar territorio, como los perros, y para demostrar que aunque nos duchemos, no nos estamos afeminando.
Cuando salimos de la ducha nos miramos en el espejo el pilin, para ver cómo se ha encogido, y piensas en realidad se ve muy pequeño. Así es que te lo tocas un poquito hasta que se recupera, y de nuevo entra ella y tu con tu humanidad en la mano y para disimular le haces “el elefante” y ella te contesta:

- ¿Pero tú estás tonto o qué? ¿Te quieres dar prisa?

Y para hacerle caso agarras la ropa del día anterior, te la pones y sales corriendo del baño. ¿Es higiénico? No, pero no nos gusta.....

viernes, 29 de febrero de 2008

Las Madres

Todas las madres del mundo hacen y dicen exactamente las mismas cosas. Yo creo que les dan un curso secreto en el que aprenden esos comportamientos que llamamos “cosas de madre”. Quién no ha escuchado alguna vez el clásico “Tú hazle caso a tu madre, que tu madre sabe mucho de esto…” ¿De dónde creen que ha podido sacar una madre una frase así? Pues del curso.Lo primero que les enseñan en el curso es a repetir mucho las cosas. Por eso, cuando eres bebé hablan contigo como un disco rayado:- ¿Cómo está mi niño? ¿cómo está mi niño? ¿cómo está mi niño? Seguro que si el bebé pudiera hablar, les diría:- Hasta la tusa, hasta la tusa, hasta la tusa…
En el cursillo ese también les dan clase de lenguaje, y aprenden a incluir en todas sus frases el “mi” y el “me”. Un ejemplo: “mi niño no me come”, “mi niño no me duerme”. Son tan posesivas que en la agenda, ponen todos los teléfonos de sus hijos en la letra M: “mi Toñito”,”mi Albertito”.Gracias a estos cursos, las madres son capaces de hablar de dos temas la vez:

- Mamá, quiero hablar contigo.
- ¿Qué te pasa, hijo mío? ¡No arrastres los pies!
- Es que estoy pensando en dejar de estudiar…
- ¡No te pellizques la cara! ¿Pero cómo que vas a dejar los estudios?
- Es que no me gustan
- Uy, hay tantas cosas que no me gustan a mí…¡Ponte derecho, que te va salir una joroba!
Y llega un punto en que, sin saber como, ambos mezclan las conversaciones y acaban por terminar ellas la cuestión:
- Pero ¿cómo vas a tener ganas de estudiar si no arreglas tu habitación? Que la puerta ni se puede abrir…¡Y estudia!
En estos cursillos de madre les enseñan, sobre todo, tres principios: Que se tome la leche, que respete las dos horas de la digestión y que en invierno use buzanda y se tape la boca. Aunque tengas noventa años y tu madre ciento veinte, al salir a la calle te gritará:“Hijo, tápate la boca!!”.
Por supuesto, el cursillo también incluye clases de estilo y moda. Una madre siempre sabe lo que es moderno y se empeña en llevarte de compras y vestirte a la última.

- Uy, esta polera es preciosa, hijo
- No me gusta.
- Pero ¿cómo que no te gusta? Si es lo que se lleva ahora.
- Lo que se lleva ¿dónde?¿en el circo de Roma?
Además, todas las madres son videntes.

- Hijo, que te vas a caer.Y te caes.
- Hijo, no comas tan rápido que te vas a atragantar.....Y te atragantas.
- Hijo, ten cuidado que ésa es un floja.¡Y es una floja!
Hay que reconocer que en estos cursos son bastante profesionales. Y es que incluyen hasta nociones de policía. Las madres se transforman en auténticos sabuesos: “has estado fumando”. O “estuviste bebiendo”. O “hace tres días que no te cambias calcetines”. Lo que no les enseñan en el curso a las madres, es que sus hijos crecen.Ya vives solo, vas a verla cada quince días…pero eso no les impide seguir, te pone en la mesa la comida de dos semanas, y se sienta al lado y empieza:

- ¿qué pasa, no está bueno? Ya pues cómase los tallarines, el pescado, las papas y el asado…y come pan. ¿Te pelo una naranja?
Porque una madre nunca está satisfecha. Por mucho que hagas, ella nunca estará contenta.

- Mamá me gane la loteria, ¿estás contenta?
- No, todos van a querer que les des dinero.
- Mamá, me fuí elegido Presidente.
- Bueno, pero tápate la boca, cuando salgas a terreno.

Pero aunque todas las madres hacen siempre las mismas cosas, ninguna hace la sopa como tu madre, ninguna te pela la naranja como tu madre, ninguna te tapa la boca como tu madre, cuando hace frío. Madre como la de uno hay una sola.

Nuestros padres nos engañaban

Les quiero contar un secreto: El perro Lenteja… no existe. Es un tipo que interpreta el papel del perro.
Y es que de pequeños vivíamos engañados. Y nuestros padres eran los principales responsables. No dudaban en recurrir a cualquier mentira con tal de conseguir sus objetivos.
Por ejemplo, a la hora de la comida. Si tu no querías comer, te intentaban hacer creer que la cuchara con el puré de acelgas era…un avión. ¡Que comparación más acertada! De hecho creían que lo único que le faltaba para ser creible era el sonido del motor. Y ahí empezaban BRRRRRRRRRRRRRR.
Claro. Es que pensaban: “Si el niño no quiere comer un poco de puré… Seguro que se come un avión”. Además te hacían responsable de la buena alimentación de toda tu familia: “Esta por papá. Esta por la tía. Esta por el abuelo…” O sea, tenías que comer tú por todos.
A veces sus mentiras conseguían lo contrario a lo que se proponían. Por ejemplo, para conseguir que nos durmiéramos se inventaron las canciones de cuna. La melodía andaba bien, pero fallaban en la letra. Como la que decía: “Duérmete niño. Duérmete ya. Que viene el Cuco y te comerá…” Y tú:”¿Cómo? ¿Qué va a venir quién? O sea que después de esta información ¿Tu quieres que yo me duerma?” Claro te pasabas toda la noche con los ojos como plato, las frazadas hasta las narices y tratando de ver en la oscuridad.

Cuando nos llevaban al médico también recurrían al engaño. Y te decían cosas como: “No seas tonto, si no te va a doler…” Además te decía “Si te portas bien el Doctor te va a regalar un caramelo” “¿Un caramelo? ¡Haberlo dicho antes! ¡Rápido! ¿qué espera? ¡Hágame una vivisección sin anestesia!
Cuando terminaba la consulta, el médico te decía: "Toma Campeón. Esto para ti”. Y lo que te daba era el palito que te metió en la lengua para examinarte. Y encima tu madre: “¿Cómo se dice?” “¡Desgraciado! ¿Qué has hecho con el resto del helado?”. ¿Qué esperaban que dijésemos? “Muchas gracias. Lo que me voy a entretener con este palito” “Que increible tu médico. Un palito. Te lo cambio por mi ps2.”

Otra técnica que empleaban los mayores para engañarnos era la de asociar algo que no nos gustaba con algo que nos gustaba mucho. Con esta idea se inventaron los juegos educativos. Y es que ¡la manía con que aprendiéramos jugando! Que si la pelota de playa mapamundi. Que si los lápices con la tabla de multiplicar. Que si las manzanas para restar…
Nuestros padres tomaban nota de esa idea de asociar algo bueno con algo malo y te sorprendían diciendo cosas como: “Vamos a jugar a ordenar tu cuarto” , “¿Vamos a jugar a ordenar tu cuarto…?” Es como si tu le dices a tu pareja: “¡Vamos a hacer el amor planchándome los pantalones”
Y como conclusión, la frase con la que los padres ponían fin a todas nuestras preguntas. “Papá ¿Por qué las mujeres son tan raras?” “Cuando seas mayor lo entenderás”… Pues también en eso nos mintieron.

martes, 26 de febrero de 2008

Dar gracias y la felicidad

Nuestra vida diaria esta tan llena de obligaciones y actividades de todo tipo que es muy fácil olvidarnos de la suerte que tenemos, hasta que nos faltan. Uno tiene infinidad de cosas por las que hay que estar agradecidos pero a veces no nos damos cuenta porque estamos demasiado ocupados intentando conseguir otras más. Si tenemos un buen trabajo, queremos otro mejor, ganar mas dinero o trabajar menos horas. Si tenemos una casa linda, queremos hacer ampliaciones o redecorarla, conseguir una mejor o tener mas tiempo para disfrutarla. Si tenemos … y así se nos pasa la vida, teniendo y queriendo tener más. El caso es que ser felices es una cuestión de voluntad, no de casualidad. La felicidad en la que uno trabaja, es la mejor, porque es la que uno conscientemente busca y disfruta. Porque ser felices sin saberlo es ,en realidad, una felicidad incompleta.
Una de las cosas que me gusta de Estados Unidos (y su gente) es que exista el día de acción de gracias. Un día en el que uno agradece lo que tiene y lo que ha conseguido. Me imagino que en nuestro país lo mas parecido que tenemos es la Navidad y el Año Nuevo donde todos de alguna manera evaluamos un poquito nuestro año y nuestras vidas, y nos ponemos algo sensibles con familias y amigos, compartiendo ilusiones y desilusiones. El día de acción de gracias comenzó siendo una celebración de los peregrinos que llegaban a Estados Unidos (desde Inglaterra la mayoría) , aunque en la actualidad parece haberse alejado significativamente del contenido religioso y para la mayoría de los americanos es una buena excusa para reunirse con la familia y amigos, tomar champagne, y disfrutar de las buenas cosas de la vida. A fin de cuentas, dar gracias es algo de lo que uno siempre se olvida porque en realidad no siempre recordamos la fragilidad que construye nuestras vidas, ni lo fácil que es olvidarse de lo feliz que somos solo por no deternos a mirar las pequeñas cosas que nos rodean.

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