martes, 4 de marzo de 2008

Las Mujeres, el baño y nosotros

¿Han observado la cantidad de tonterías que se han inventado últimamente con el cuento de la higiene? Ahora ya no basta con lavarse con agüita y jabón. Ahora hay que ponerse desodorante, body milk, sales de baño, ¡limpiarse las orejas con cotonitos! Hasta ponerse una tirita en la nariz para arrancarse los puntos negros… digo yo: ¿eso no es racismo? ...Y es que no hay límites. El otro día fuí a comprarme un cepillo de dientes y me dicen:
- ¿Cómo lo quiere, eléctrico, con las cerdas redondeadas, con el mango flexible?
¡COiga si yo sólo quiero un cepillo! ¿Y el hilo dental? Otra tontería. Desde siempre es sabido que cuando tenías algo entre los dientes te lo limpiabas con el carnet de identidad…. o con la tapa del lapz Bic. Y no atermina ahí la cosa, ahora, después de lavarte los dientes ya no basta enjuagarte con agua, ahora te tienes que enjuagar con ese líquido verde. Porque con tanta cosa es muy fácil equivocarse. Piensen en los desodorantes: hay desodorantes para la boca, desodorante para las axilas, desodorantes para los pies y hasta desodorante de bolita.

Y es que la higiene es como la droga, te metes, te metes y cada vez necesitas más. Ya no basta con quitarse la mierda que se ve, ahora hay que meterse dentro de la piel y atacar a las bacterias. Antes le preguntabas a una señora qué era una bacteria y ella creía que “la bacteria” era el sobrenombre de una vecina. Ahora cualquier madre sabe que tiene que limpiar a su niño por dentro hasta dejarle los intestinos tan limpios de bacterias como el inodoro. Porque resulta que tenemos hasta flora en los intestinos. Que hasta ahí hemos llegado. ¿Flora, yo? ¡Con lo que yo como! Yo, si acaso, tendré fauna.
Lo que digo es que ya no basta con estar limpios, hay que estar higiénicamente limpios. ¿Y quien tiene la culpa de esto? ¡Pues las mujeres! ¡La higiene ha sido siempre una cosa femenina! ¿Que no? La prueba es que existe el “baño María”. Pero ¿alguien ha oído hablar del “baño Mario”? Porque la mujer domina el cuarto de baño, allí está en su territorio: no hay más que ver cómo se hace el turbante ese con la toalla cuando sale de la ducha. Me pregunto dónde aprenderán a hacerse ese gorro tan perfecto. Yo lo he intentado y parezco al Ayatola Jomeini. Y luego se envuelven el cuerpo en otra toalla. Que esa es otra…. ¿Cómo mierda se sujetan la toalla para que no se les baje ni un milímetro?
No nos engañemos, nosotros nos encontramos incómodos en el cuarto de baño. Porque el hombre si se moja, se encoge. Se encoge todo. Las mujeres están tan a gusto en el cuarto de baño que cuando terminan de ducharse, en realidad sólo acaban de empezar. Me explico.
El otro día me estuve fijando y mi mujer tiene un montón de potes. Y se los pone todos: la mascarilla del pelo, el acondicionador, la crema reafirmante, la anticelulítica, la hidratante, la leche corporal, el milo…..Todo lo que pilla. Y cuando crees que ya ha terminado, vas al baño y le dices:

-Pero , ¿todavía ahí?
Y te suelta:
-Si, ahora me estoy quitando la piel muerta.¡La piel muerta! ¡Las mujeres tienen pieles muertas! Y ésa no es la piel más rara de las mujeres, también tienen piel de naranja. Por eso las mujeres se lavan a la piedra, como los vaqueros. A la piedra pómez. Que alguno pensará: ¿Quién será el tal Pómez?. Pues muy fácil, ¡el único hombre que se pasa a todas las mujeres por la piedra! ¿Que no?
Las mujeres se lavan tan a fondo que hasta se compran unas bolsas enormes de algodones de colores en bolitas. ¿Para qué? ¡Para hacerse la prueba del algodón! Y luego hay que depilarse… Esto a mí ya me da miedo.
Entre unas cosas y otras resulta más barato invitarlas a cenar que se laven. Eso sí, cuando salen están perfectas, felices, guapísimas y te dicen:

- ¡Esta listo el baño! Y aquí empieza el ritual higiénico masculino: de entrada nos miramos en el espejo y hacemos posturitas, escondemos la barriga, nos miramos la pilila…. ¿Es higiénico? No, pero nos gusta. Y siempre se les queda algo en el baño, ahí estas tú mirando toda tu humanidad, entra y te dice:
- Perdoname, se me quedó la crema.
Entonces nos metemos en la ducha y mientras nos estamos enjabonando… meamos ¿Es higiénico? No, pero nos gusta. Además esto tiene su explicación, los hombres meamos para marcar territorio, como los perros, y para demostrar que aunque nos duchemos, no nos estamos afeminando.
Cuando salimos de la ducha nos miramos en el espejo el pilin, para ver cómo se ha encogido, y piensas en realidad se ve muy pequeño. Así es que te lo tocas un poquito hasta que se recupera, y de nuevo entra ella y tu con tu humanidad en la mano y para disimular le haces “el elefante” y ella te contesta:

- ¿Pero tú estás tonto o qué? ¿Te quieres dar prisa?

Y para hacerle caso agarras la ropa del día anterior, te la pones y sales corriendo del baño. ¿Es higiénico? No, pero no nos gusta.....

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